La superficie es la parte externa de algo que provoca una limitación o división entre lo que lo rodea. Esta, en muchos casos tiene por tendencia de responder a algo. En el caso de la arquitectura una superficie podría o no responder decisiones caprichosas como también podrían responder a movidas un poco mas obligadas.
Una decisión caprichosa podría ser que se desee una movida arquitectónica ya sea por deseo del cliente o del mismo diseñador para conseguir algún aspecto físico particular deseado. Se podría dar el caso en que la superficie responda a alguna movida intencionada en el interior y/o exterior con el fin de crear una experiencia espacial especial o única. También podría darse el caso de que suceda de manera inversa, ósea, que por el capricho de tener cierto acabado en la superficie, en el interior o en el exterior se trabaje alguna movida que pueda responder de manera adecuada y que logre armonizar. Y es que en la arquitectura es común que se den estos casos ya que la arquitectura es un tema muy vinculado a la estética, y la estética se trata de cumplir con caprichos para poder conseguir un resultado gratificante.
Otro factor que puede provocar una restricción o como también podría no tener ningún tipo de influencia lo es la estructura. En muchos casos debido a una movida particular, el diseño se ve obligado a aplicar ciertas movidas estructurales que pueden comprometer la superficie de un diseño. El que suceda esto podría llegar a ser algo bueno y beneficioso para el diseño, como también, podría ser la razón por la que se desaten problemas en el desarrollo de una superficie que también pueda perjudicar otras áreas que involucren temas de espacialidad y organización.
Y es que una superficie no es solo la envoltura. No es un simple adorno por decisión estética. Es la oportunidad de crear un momento importante ya sea en el interior o en el contexto inmediato que lo rodea.
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